domingo, 27 de enero de 2013

Amor platónico; todo y nada.

     Desperté esa mañana, nada era igual, podía sentir en el fondo que ya no ibas a estar, sin intentar me perdí en pensamientos ligeros, dijeron que no era nada, que no era verdad, que no éramos más que un sueño sin comenzar.

     Entre lápiz y papel; sentimientos rotos buscando alivio en otros, entre palabras y poemas; miradas gastadas buscando ser sanadas, entre ilusión y sueños; vos y yo jugando a ser todo y nada.
Todo fue como un sueños de verano que logramos soñar sin pensar y recordar sin olvidar, dos personas distintas pero iguales, con todo y con nada a la vez, marcándose la vida sin vuelta atrás, no se puede hacer más. 

     Cuando dos personas tienen que estar juntas, pasarán millones de cosas, entre ellas buenas y malas para lograr que se vuelvan a encontrar, porque el planeta es redondo y la vida no se detiene a pensar si lo que hace está bien o mal.

     De amores platónicos, no tan platónicos te encontré en el lugar donde morían mis sueños rotos, te conocí para recordar que siempre, siempre las personas se van cuando más las necesitas, y está bien porque así entiendo de lo que trata la vida, de que los sueños se presentan sólo una vez, y hay que sonreír hasta más no poder porque nunca sabes lo que está por suceder.

No hay comentarios:

Publicar un comentario