Paseo por el cielo.

¿De qué me sirve el verso?
Si te quiero, como te quiero,
sin palabras y con un beso.

Color verde que teñía travesura,
fue mutuo, con ternura,
fue un paseo por el cielo,
como si le habláramos al viento.

Riesgos que nos recitan un dilema,
sin embargo nos pintan las estrellas,
como si fuéramos un poema.

Somos el color de los celajes,

que nos pinta por partes,

una obra de arte,

que besa y luego arde. 

Entre recuerdos.

Entre recuerdos de blanco

y un poco de negro,

entre desvelos de un sueño,

se esconde el secreto de un beso.

Encontrar nuestra gamma

de colores,

entre uno o dos amores.

Realizar nuestro sueño,

caminar por el cielo

y dibujar con su risa,

la fantasía de la vida.

Queríamos el mundo para dos,

sin tomar en cuenta

lo duro 

de no ser ninguno.

Se oscureció el día,

quizá hubo un poco de melancolía. 

Entre recuerdos de ceniza,

aún recuerdo la pasión de su sonrisa.

Jugando con el tiempo.

¿Qué es un segundo o un minuto?

No es para tanto, solo escucho. 

Escucho promesas inmensas

que colocan a corazones como brechas.

Lluvias de amor,

que nos recuerdan un dilema,

nuestro más bello poema.

Pero me arriesgo a jugar con el tiempo,

a que haya una dualidad, 

a que todo dependa de nuestros labios en complicidad.

Sonrisas que destiñen amor, 

así es el tiempo cuando es con vos.

Mientras se fue la noche y cayó el sol, 

es su corazón mi máxima expresión.

Recuerdos

Como recuerdos que hoy sueño,

como acciones que quizá no sucedieron,
como amores de primavera,
como pasiones de luna llena.

Son sentimientos emergentes,

son nuestros labios concurrentes,

son burbujas de colores,

son fantasías efímeras en canciones.

Recuerdo no necesitar palabras,

para explicar aquellas miradas,

necesitar solo el roce de sus manos y las mías,

y así lograr una constelación de estrellas infinitas.

Es hora de terminar el cuento,

aquel que iniciamos como un sueño,

es hora de despertar y vivir,

de cerrar los ojos y tan solo... sentir.

En el cielo.

Cuando se apaga el día, 

sin más tardía, 

se enciende la luna

llena de fantasía.

¿Puedes sentir esto?

Lo que se lleva el viento,

o lo que queda en el cielo.

¿Puedes verlo?

Lo que un día nació 

sin nosotros quererlo,

es más que todo cosa del tiempo.

Porque las rosas son el recuerdo

de que todo pierde su momento.

Una a una,

se secan sus colores, quizá

un poco sus dolores.

Somos dos o quizás ninguno,

somos una tarde llena de tonos oscuros,

sin apuro, pero profundos.

Una tarde de Junio.

Una tarde te vi y sentí,

como mi corazón volvió a latir.

Intercambiar tiempo, 

mientras sus pétalos 

edificaban sentimientos. 

Compartir nuestros sueños más profundos,

combinar nuestros colores, hasta los más oscuros,

olvidar la realidad y así, crear una dualidad.

Tardes oscuras con matiz de alegría,

rosas teñidas de miradas y tinta china,

nos definen los detalles,

nos explican ciertas cualidades.

Se oscurece el día, llega la tarde,

nos muestra el cielo su mejor parte,

su tiempo de enloquecer,

su manera de florecer. 

Ilusiones de colores.

Sueños que hacen al tiempo 

pasar, volar y recordar,

momentos que en el viento 

mis ojos han de mirar.

Ilusiones de colores

que esconden labios de pasiones,

donde nuestros besos son amor,

son pasión, sin rencor. 

El amor no es amor, 

si los personajes no somos vos y yo.

Somos una realidad 

o quizás una utopía,

somos soñadores por cualidad,

o quizás una analogía literal. 

Soñar.

Pasa el tiempo y aunque no anhelemos

esto pasa, pasa porque tiene que pasar.

Y sin darnos cuenta en un lapso entramos, 

y sólo quiero por última vez abrazar

aquel último momento que el tiempo no me quiso dar.

De mi mente no se va aquel momento

de verte pasar, porque es un sentimiento

difícil de ocultar y sólo se da.

Recuerdo tu mano en la mía, 

tu voz que me daba una dulce melodía.

Tantos recuerdos que mi mente no quiere olvidar

tantos sentimientos, todos hacía un mismo lugar.

Quiero ser como el amanecer que pinta tus ojos de colores,

quiero ser como la almohada donde ahogas todos tus dolores, 

quiero que seamos parte de un mundo de soñadores.

Nos enseñan a amar, pero no a olvidar,

en nuestro corazón queda una herida difícil de sanar.

Se nos da bien ignorar, pero no sabemos jugar,

jugar al juego donde todos podemos intentar

soñar y recordar, amar y olvidar.

Lo que somos.

     Somos perfectos en el verso en el que termina un beso, somos todo y nada, somos una conspiración de palabras donde el amor no alcanza y por eso canta, canta en el día y en la madrugada, donde las miradas son tantas y los besos son consecuencia de una dualidad seguida, donde la vida va deprisa.

     Nos definen los detalles, como si fuéramos amantes con sueños fugaces en medio de un trance específico en el que tenemos un tema en común. Somos sueños encontrados en la búsqueda de la felicidad, la que no existe sin un poco de frialdad, porque las estrellas no pueden brillar sin oscuridad. Somos momentos eternos que terminan en un beso, somos miradas infinitas que no se olvidan, somos estrellas que cada noche brillan y brillan.

     Cada sueño trae consigo un esfuerzo y un valiente que un día se aburrió de olvidar y empezó a amar, empezó a sentir como era vivir con un dolor como el desamor, con una felicidad como el perdón, y en el corazón descubrió que vale más sentir una vez, que tratar de ignorar lo que no se puede olvidar.

     Somos riesgos que el tiempo unió en un momento, como una constelación de estrellas, ahí se detuvo el tiempo, en una complicidad constante donde el amor nos deja hacer arte, en el principio de amarte.

De Amores Platónicos.

     De amores platónicos aprendí, que siempre será más que todos, que siempre su sonrisa valdrá más que el mundo entero, sin más ni menos.

     De amores platónicos aprendí, que sus palabras son más que letras y sus risas son más que estrellas, que su felicidad es más que el cielo buscando consuelo en el crepúsculo del amanecer de sus ojos.

     De amores platónicos aprendí, que siempre en todo principio habrá un final, pero siempre en cada final hay un beso que dar, un amor que recordar y un sentimiento que olvidar.

     De amores platónicos aprendí, que sin mirar atrás se vive más, que sin sentir se puede morir, que sin hablar se puede amar y que sin besar se puede imaginar. 

     De amores platónicos aprendí, a mirar el cielo sin buscar la luna, aprendí a buscar constelaciones de colores, con matices de pasiones escondidas en cada una, aprendí a no contar el tiempo, si no a contar los momentos marcados por besos infinitos y risas de un amor escondido en una sonrisa que yace duradera en mi corazón que late deprisa. 

     De amores platónicos aprendí, que el cielo no es de color gris, que en su atardecer se esconden millones de miradas sin sueños, besos eternos y lágrimas que aún no se sabe porque están ahí, pero siguen perdidas buscando una salida. 

     De amores platónicos entendí que no se sabe quien llegará, quien se quedará o quien saldrá, que el amor es más que una palabra en verso que se convierte en un beso, son corazones que se pierden en sueños fugaces y pasiones voraces detrás de la sonrisa que aparece después de un beso. 

     

Amor en letras.

     Podría escribir horas de horas millones de sentimientos que una vez pude vivir pero sin embargo, son difícil de sentir, podría escribirte miles de poemas donde te juraré amor eterno, pero aún así nuestros sentimientos son alternos como un corazón muerto.

     Un te amo, una rosa y un adiós, así recuerdo el final de los dos.

     Fuimos como una tarde de verano que duró mil veces, como un sueño que vivimos inertes, fuimos la realidad del amor y la fantasía de los dos, fuimos uno y a la vez ninguno, fuimos dos estrellas en el cielo creando un duelo eterno, guardando amor místico se nos iba el tiempo.

     Puedo escribirte un cuento, o quizás un verso, una sonrisa teñida de colores para el encuentro, puedo escribirte amor en letras, puedo ser poeta mientras sueñas.

     El amor no nos hace pensar, nos hace soñar maravillas infinitas que podemos lograr impulsados por un deseo volátil que a veces es sutil y nos hace sufrir pero así nos gusta a nosotros vivir, sin ver sólo sentir, así que podré escribirte amor en letras, aludir a mil poetas, pero las letras jamás podrán explicar, lo que mis besos y los tuyos hacían en dualidad, esto es una realidad.

     El amor en letras no se trata de lo se que escribe, se trata de lo que se plasma y se vive.

   

Amor platónico; todo y nada.

     Desperté esa mañana, nada era igual, podía sentir en el fondo que ya no ibas a estar, sin intentar me perdí en pensamientos ligeros, dijeron que no era nada, que no era verdad, que no éramos más que un sueño sin comenzar.

     Entre lápiz y papel; sentimientos rotos buscando alivio en otros, entre palabras y poemas; miradas gastadas buscando ser sanadas, entre ilusión y sueños; vos y yo jugando a ser todo y nada.

Todo fue como un sueños de verano que logramos soñar sin pensar y recordar sin olvidar, dos personas distintas pero iguales, con todo y con nada a la vez, marcándose la vida sin vuelta atrás, no se puede hacer más. 

     Cuando dos personas tienen que estar juntas, pasarán millones de cosas, entre ellas buenas y malas para lograr que se vuelvan a encontrar, porque el planeta es redondo y la vida no se detiene a pensar si lo que hace está bien o mal.

     De amores platónicos, no tan platónicos te encontré en el lugar donde morían mis sueños rotos, te conocí para recordar que siempre, siempre las personas se van cuando más las necesitas, y está bien porque así entiendo de lo que trata la vida, de que los sueños se presentan sólo una vez, y hay que sonreír hasta más no poder porque nunca sabes lo que está por suceder.

Felicidad; desde un punto personal.

    A veces, entendemos mal el concepto de "felicidad", creemos que ésta es estar con alguien, tener mucho dinero o quizá leer un buen libro, pero si se entiende felicidad por esto, en algo estámos fallando.
Las personas se van, el dinero se gasta y el libro se acaba, por eso entiendo cuando se dice que hay que vivir cada minuto como si fuese el último.

     Si este fuera tu último minuto de vida, ¿qué harías para estar feliz?

     Al final del día, vas a cerrar los ojos y dormir, quizá soñar, sin una persona, sin dinero y sin el libro, porque lo que contará no será si estuviste con la persona, si no, si la hiciste feliz, no contará cuanto dinero tuviste, si no, lo que hiciste con él, no contará cuantas veces leíste el libro, si no, lo que aprendiste con este.

     La felicidad está en cada uno, sólo hace falta encontrar su color y su contraste, entonces la veremos ante nuestros ojos tan suave y sublime como un beso.

Soñadores Universales.

     Comúnmente, todos tenemos miedo a soñar, a seguir un sueño, a ser lo que siempre quisimos ser y es cuando algún escritor u otra persona nos inspira para poder entrar en la carrera de los sueños, es así, donde nos convertimos en soñadores universales.

     Todos somos soñadores universales, todos tenemos una meta en la vida, en realidad, todos tenemos la misma meta, ser feliz. ¿No? Pues sí. Algunos quieren un buen trabajo, otros quieren ser profesores o astronautas, y si esto se hiciera realidad, ¿que conseguirían? Sí, felicidad.

     Soñar no es para locos ni para  niños, soñar es para valientes, para quienes no tienen miedo del qué dirán o que hablarán, para quienes saben perseverar, para quienes quieren jugar a ganar, en este juego de seguir a los sueños no siempre se ganará, no, quizás el camino hacia el cumplimiento de los deseos sea posiblemente uno de los más fuertes y difíciles que existan, pero, cuando nuestros ojos se llenen de lágrimas al ver los resultados de aquella carrera en la que caímos y aprendimos, encontraremos la meta, seremos felices por haber decidido ser soñadores universales. 

Sueños Rotos.

     A veces pienso, que es necesario que algunos de los sueños que quisimos en un pasado, y que ahora intentamos realizar, se rompan. Después de crear toda la atmósfera de ilusiones y reacciones inesperadas de acuerdo a un momento, esta misma atmósfera dependiente de un hilo de gravedad a la tierra, toca suelo, y la atmósfera se rompe como si fuese un cristal.

     Eso son los sueños, cristales hermosos que llenamos con nuestros mejores sentimientos, deseos y esperanzas, quizás todo, arriesgando a que ese cristal se rompa o se corte ese hilo de gravedad que lo mantiene al suelo.

     Cuando ese cristal se rompe, y todos esos sentimientos buenos con él, no nos queda más que intentar de olvidar y volver a crear otra atmósfera, pero esta vez, con más cuidado, teniendo en cuenta de que se vuelve a arriesgar todo, volvemos a dejar la posibilidad de que nuestro cristal hermoso se rompa, y si se rompe, tenemos que borrar todo y empezar de nuevo.

     No hay que olvidar que, cada vez es una primera vez, me animo para ver una parte diferente de la historia, ya que, entre más duele, deja de doler más rápido.

Lo mejor de los dos.

      Cansados de intentar, llegamos a la línea entre el final y lo real, cansados de ser la misma pequeña persona monótona nos dimos cuenta de que no teníamos nada que nos uniera, sólo el tiempo que pasamos juntos, se había acabado la ilusión y con ella, también el amor.

     Los sueños que soñamos ya no eran nada más que materia negra al rededor de nosotros que nos desentona del color de la vida, un pensamiento volátil nos hizo personas distintas con expectativas infinitas que ambos, no podíamos cumplir juntos.

     Fueron momentos de amor genuino, que el tiempo asesino se encargará de hacerlos morir, momentos que serán bellos recuerdos, serán recordados con amor, lágrimas y tentaciones.

     Quizá no fue nuestra culpa que todo se marchitara como rosas al sol, quizá fue el destino celoso de los dos, o de mí, o de vos. Cayendo en cuenta de que todo terminó, un adiós, el más sensato y tierno que el tiempo en que estuvimos juntos amerita.

Libros.

Nuestra imaginación hacen volar,

nos ayudan a soñar y a pensar,

en grandes cosas nos convierte

frases, cuentos, poemas coherentes.

Nos hacen pensar, que nuestro mundo 

se puede ampliar, que puede cambiar.

Podemos pintar el cielo con colores,

dibujar montañas  de sabores,

árboles con canciones. 

No conocen un límite, un final o un adiós.

Son la fuente de nuestra inspiración.

Ellos hacen nuestra imaginación.

Nos hacen ver que la sociedad nos puede hundir

en el lodo, que estamos a punto de perder todo,

nos invitan a cambiar y lo hacen poco a poco.

Nos enseñan que si tenemos sueños

los podemos cumplir, 

que la felicidad existe, 

que cuando llega debemos sujetarla 

con las dos manos para que no se vaya.

Con los libros todo es posible, nos enseñan a 

no rendirnos, a levantarnos, a soñar, a volar,

a luchar, a amar, a madurar, a vivir.

En general, todos somos parte de un libro,

del libro de la vida.