sábado, 23 de febrero de 2013

De Amores Platónicos.

     De amores platónicos aprendí, que siempre será más que todos, que siempre su sonrisa valdrá más que el mundo entero, sin más ni menos.

     De amores platónicos aprendí, que sus palabras son más que letras y sus risas son más que estrellas, que su felicidad es más que el cielo buscando consuelo en el crepúsculo del amanecer de sus ojos.

     De amores platónicos aprendí, que siempre en todo principio habrá un final, pero siempre en cada final hay un beso que dar, un amor que recordar y un sentimiento que olvidar.

     De amores platónicos aprendí, que sin mirar atrás se vive más, que sin sentir se puede morir, que sin hablar se puede amar y que sin besar se puede imaginar. 

     De amores platónicos aprendí, a mirar el cielo sin buscar la luna, aprendí a buscar constelaciones de colores, con matices de pasiones escondidas en cada una, aprendí a no contar el tiempo, si no a contar los momentos marcados por besos infinitos y risas de un amor escondido en una sonrisa que yace duradera en mi corazón que late deprisa. 

     De amores platónicos aprendí, que el cielo no es de color gris, que en su atardecer se esconden millones de miradas sin sueños, besos eternos y lágrimas que aún no se sabe porque están ahí, pero siguen perdidas buscando una salida. 

     De amores platónicos entendí que no se sabe quien llegará, quien se quedará o quien saldrá, que el amor es más que una palabra en verso que se convierte en un beso, son corazones que se pierden en sueños fugaces y pasiones voraces detrás de la sonrisa que aparece después de un beso.